martes, 26 de junio de 2012

GRANADILLA

Es uno de esos pueblos fantasma de los que inundan la geografía española, por suerte, en 1980 fue declarado Conjunto Histórico Artístico e incluido en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados cuatro años después. Así que todos los veranos cuadrillas de niños acuden a levantar muros, seleccionar material entre el desescombro, limpiar calles y locales, construir y crear jardines… y a aprender oficios diversos en los talleres que se organizan. Pero Grandilla tiene una historia interesante y merece la pena detenernos en ella para aprenderla.

En el siglo IX fue fundado por los almohades como un reducto de carácter militar y defensivo, que controla la ruta de la Plata, paso obligado en la comarca de las Hurdes. En su zona más vulnerable, la noroeste, se levantó la alcazaba, en el actual castillo de la familia Alba. La aldea fue conquistada en 1160 por Fernando II de León, éste le otorgó el título de Villa en 1170. Su nombre en origen era el de Granada, pero cuando los Reyes Católicos entraron en la ciudad andaluza en 1492, su nombre cambió al de Granadilla.

La villa era en la Edad Media el principal núcleo de población y fue la capital de un señorío que comprendía diecisiete municipios. En 1444 Juan II le donó la villa y sus dominios a la Casa Alba, y entre los años 1473-78, García Álvarez y Carrillo de Toledo, Duque de Alba, mandó realizar un castillo, a Juan de Carrera y Tomás Bretón, lo construyen a la derecha de la puerta principal de la Villa. Está formado por una muralla defensiva que posee almenas cuadradas y barbacanas. El castillo en sí consta de un cuerpo prismático central y cuatro cuerpos semicilíndricos que se adosan a cada costado. Posee cuatro plantas: el sótano, que serían las mazmorras; la primera y la segunda, que servirían para alojar a los señores y sus sirvientes y la planta superior que es la defensiva, donde se encuentra la barbacana sujeta con arcos polilobulados y el torreón. En su interior encontramos un aljibe que abastecía de agua a los moradores de la fortaleza.



 
El resto del pueblo se distribuye de manera concéntrica entorno a la Plaza Mayor, que es el punto más elevado. Además de la muralla almohade y la fortaleza tardogótica, destaca la iglesia parroquial, bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora, del siglo XVI, tiene planta de una sola nave con una cabecera más estrecha y un ábside poligonal.

La construcción del embalse de Gabriel y Galán, hizo que en junio de 1955 el Estado decretara la expropiación del terreno por miedo a que éste se inundase;  cubriéndose las tierras de cultivo nada. En 1960 con el pago de las indemnizaciones a los habitantes del lugar, la Administración notificó que las fincas se consideraban del Estado y que no se podía reclamar ningún derecho sobre ellas. Ésta medida, junto a la crecida del agua del pantano fueron los motivos de que la gente fuera de la villa. En 1965 el pueblo quedó definitivamente abandonado.

Cómo hemos comentado al principio, en 1980 fue declarado Conjunto histórico-artístico y comenzaron a restaurase algunos edificios, siendo el primero el Castillo. Cuatro años más tarde, llegaría el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.

Actualmente un horario marca las visitas al pueblo se puede, está prohibido entrar con comida y se han de respetar los trabajos de rehabilitación que se están llevando a cabo. Me parece una forma justa de preservar el trabajo que todos los veranos llevan a cabo los estudiantes. Hoy día los antiguos habitantes de Granadilla reclaman que se les devuelva el pueblo que un día fue su hogar y se reúnen en el pueblo dos veces al año: en la Asunción de la Virgen (15 de agosto) y el día de Difuntos (1 de noviembre).

por Vanessa Montesinos Muñoz